Freedom {Anthony}

Había tenido una semana agitadísima. Como siempre, claro. El lunes había estado en el instituto dos horas más, en la biblioteca, pues el miércoles tenía examen de literatura. El martes, más de lo mismo. El miércoles llegó el día del examen, y con él, los nervios. Se había caído varias veces en casa por las prisas y los nervios, y otras varias en el instituto.

El jueves no había ido al instituto, porque no había clases hasta el lunes gracias a una huelga que hicieron. Y además, debía cuidar de Mary-Lou. Estuvo con ella todo el día, y al día siguiente, su padre trabajó de noche, así que también le tocó.

El sábado llegó, y Pauline estaba emocionada. Su padre tenía una película que hacía tiempo no veía Mary, así que dijo que iba a verla con ésta última. Eso le dio campo libre a Pauline para marcharse a dar una vuelta. Dijo que no la esperaran despiertos, que quería despejarse. Así pues, llegó al bar Co-Fi, situado a dos calles de su casa. Entró y se sentó al fondo, apoyándose en la pared, pero sentada en uno de los taburetes de la pequeña mesa redonda. Suspiró, sonriendo ante la calidez y la familiaridad del ambiente, mientras oía la voz de una chica joven y rubia que cantaba sobre el escenário suavemente.

Su semana no había sido la más tranquila precisamente. Apenas se estaba iniciando en el mundo de Hollywood y eso pero ya estaba con varios proyectos esperando su aprobación. A veces Tony deseaba no haberse decidido por ese camino, y sentía deseos de dejarlo pero cuando eso pasaba se recordaba el porqué había elegido esa carrera y sus ganas de seguir adelante continuaban con mayor fuerza, logrando que soportase todo. Al no ser tan famoso, sino una estrella en ascenso, no era tan perseguido por los fotógrafos ni nada por el estilo, solo de vez en cuando. Pero estaba apunto de cambiar, y él lo sabía.

Recién había salido del estudio de grabación de la nueva película donde él sería el protagonista. Sin duda, esa película lo lanzaría al estrellato, y con ello los paparazzis y las fans locas persiguiéndolo. Hizo una leve mueca y entró en el bar Co-Fi, que se encontraba a tres cuadras de dónde él estaba. No prestó mucha atención al entrar, solo se dirigió al mostrador.

La joven que, por lo visto, y para la desgrácia de Pauline -la cual adoraba la canción que cantaba en ése momento- estaba terminando de cantar, fue aclamada en unos aplausos tan cálidos como el lugar donde se encontraba la pelirroja. Observó como un chico abrazaba a la muchacha y se alejaban hacia unos asientos que estaban frente al pequeño escenario.

Cuando terminó el último murmullo de los aplausos, Pauline se fijó en que todo el mundo intercambiaba opiniones sobre la actuación. Ella no había venido acompañada por nadie, y tampoco iba a pedir a nadie que se sentase con ella. No solía fijarse en la gente que entraba o salía del local, pero al desviar la mirada del escenario, pudo ver entrar a un chico.

Anthony Alighieri. Y sí, no pudo evitar mirar su mesa. Dejó la mirada sobre esta unos segundos, sin querer llamar la atención para nada. Si algo le daba vergüenza, era hablar con él. Eran amigos, pero ella era demasiado tímida. Quiso levantar la mano, de forma casual, pero no se atrevía, y Tony se había dirigido a la barra. Así que, levantó la mirada, mirando hacia algún lugar apartado del chico. Esperaría a que la viese, como último recurso.

Escuchó como la gente rompía en aplausos y buscó con su mirada la causa de dicha euforia. Pudo observar a una chica bajar del escenario y después ser abrazada por un chico, tal vez su pareja. Se encogió de hombros y volvió la mirada hacia la barra, donde pidió un whiskey no muy cargada y se dirigió en busca de una mesa. Mientras paseaba su mirada por todo el local, observó una cabellera roja que se le hacía muy familiar.

Sonrió de lado al reconocer a la chica. Con sigilo, se escabulló de su mirada, y se le acercó por detrás, primero asegurándose de que ella no se hubiese dado cuenta de su presencia a sus espaldas. - ¡Bu! - dijo en su oído, rompiendo a carcajadas después.

No quería mirar hacia la barra y ver a Anthony allí, pero no por nada, si no porque le daba mucha vergüenza. Suspiró bajo, y cuando miró, él ya no estaba. Eso en realidad la fastidió, pues le agradaba ver al moreno de vez en cuando, aunque no fuese en el trabajo.

Entonces, alguien proncunció una simple sílaba que consiguió una exclamación ahogada por parte de la joven. Esta casi saltó de su silla, pero al ver quien era soltó una risita nerviosa.

- Anthony... no... esperaba verte por aquí. - dijo, sincera, aunque era algo que quizás quería en lugar de esperaba.